Desde que en el año 2019 sorprendieron a la crítica nacional e internacional con su primer disco, este dúo femenino de Estonia formado por Katariina Kivi y Ann-Lisett Rebane no ha parado de girar por todo el mundo paseando su cítara élfica. Celtic Connections, Eurosonic Noorderslag, WOMEX, PIN Music Conference, Transmusicales, etc. son sólo algunos escenarios en los que ya han presentando su seductor y cautivador folclore pop. A modo de címbalo, las cuerdas del arpa vibran o resuenan a cuatro manos mientras las dos voces en acorde nos recuerdan que estamos ante una de las culturas más ricas y entusiastas de la música coral, una tradición popular que congrega a miles de personas en los países bálticos.   

Algunas artistas han aprendido a vivir confinadas, aisladas del absolutismo de los fenómenos virales. Nuestra invitada, afincada en la actualidad en la ciudad de Manchester, a pesar de estar apadrinada en sus comienzos por Tom Waits o Peter Gabriel, ha preferido permanecer en su ambiente natural, un ecosistema muy personal en el que también puedes descubrir las delicadas canciones de Jessica Pratt, Aldous Harding o –la madre superiora– Joanna Newsom, a la que Jesca Hoop recuerda en más de una ocasión con su voz adolescente y esas piruetas corales tan exquisitas. Jesca Hoop es folk adictivo.

La convergencia entre la música tradicional y la tecnología está pasando su particular edad de oro. Los recursos digitales ponen a disposición de los artistas una paleta de sonidos inagotable. Nuestra invitada, la polifacética y jovencísima artista portuguesa Ana Lua, viene llamando la atención de la prensa especializada lusa por su habilidad a la hora de explorar la excepcional riqueza de su patrimonio inmaterial desde los modelos y lenguajes urbanos. A sus 24 años, no deja de sorprender su facilidad para manejar con tanta efectividad e imaginación los recursos digitales –loops, cajas de ritmos, sintetizadores– e incorporarlos a una música tan exigente como la canción portuguesa.

Un año más debemos de atender a lo que está sucediendo en los Países Bajos porque desde allí no paran de salir bandas reclamando la atención del rock internacional. Cada una en su estilo: Jungle By Night inspirándose en los sonidos africanos; Altin Gün en las guitarras otomanas; y Yīn Yīn con su singular fusión de sonidos psicodélicos del sudeste asiático. Lo llaman “thaichedelic”, esa singular lectura de la música occidental interpretada desde Tailandia que hemos descubierto gracias al trabajo de investigación de compañías discográficas como su propia editorial, la imprescindible Bongo Joe Records. 
 

Sus sesiones en los canales NPR y KEXP de Youtube cuentan con miles de visitas y seguidores. Este entusiasmo por la música coreana va mucho más allá del recurrente K-Pop. Algo llama la atención en nuestros sentidos occidentales que caemos rendidos al poderoso influjo de su sonido o a la espiritualidad de sus tradiciones. Su inabarcable riqueza musical, el ritual sensual con sus instrumentos históricos y la ropa secular, todo lo que rodea a su música tradicional desborda una inmensa paz pero cuando se junta con las influencias del pop moderno desborda intensidad y alegría.  ADG7 son uno de los pesos pesados de la música moderna y popular de Corea del Sur, por eso verlos en Galicia es un enorme privilegio.
 

Después de merodear por diferentes proyectos próximos al jazz, el sonido de este cuarteto de tripulantes instrumentales belgas ha encontrado su lugar en la electrónica analógica que tanto se inspira en el post-rock de Tortoise como en los ambientes científicos de Floating Points. Un equilibrio estimulante que, a pesar de refrescar a innumerables bandas sonoras del pop espacial de los años noventa, nunca pasa de moda. Cada vez más requeridos desde los festivales de toda Europa, en Sinsal Son Estrella Galicia hemos pensado que ya era hora de estrenarse en España.

Rnstdj es uno de los djs históricos de la ciudad de Vigo que, desde los orígenes de la Movida en los años 80, siempre estuvo estrechamente vinculado a la música de cada generación. Su etapa más relevante como artista fue cuando en los años noventa y en los primeros años del siglo XXI ocupó la cabina de uno de los locales más importantes de la escena house del momento: el Club 7-4 de Vigo.